Entrevista, por Alondra Llibres
-«Aquí estoy. Me llamo Txus y soy transgénero.
Llevo siglos siéndolo.
Fui niño bollera y niña gay…»
-Así empiezas tu libro con DNI, Pasaporte y Visado incluido… ¿sabemos quién eres, pero de dónde surges?
-Soy hija de pescadores de Tarragona y surjo de lo obrero, bollero y cotidiano. He desarrollado mi vida profesional entorno a proyectos sociales para colectivos vulnerables (infancia y juventud), la formación alternativa, las artes escénicas y la gestión cultural de base. Provengo de la educación de calle y de la creencia firme de que la valentía y la ternura, (en el arte y entre las personas), es muy poderosa para cambiar estructuras sociales y culturales.
-De tu libro «Poesía para niñas bien» se han dicho muchas cosas: “que es directo como un puñetazo sin dejar de ser poético», «que es una bomba estallándote en la cara”, o «un cóctel de Gloria Anzaldúa y Christina Peri Rossi, aderezado con un toque personalísimo que transmite frescura, desparpajo y urgencia política». ¿Quizá este poemario es un receta para «reconvertir» a las niñas bien en «chicas malas»?
-Yo diría es un manual de malasbuenas costumbres para el bello sexo (cualquiera de ellos), trabajado amorosamente durante mucho tiempo para hallar una manera diferente y facilitadora de entregar la poesía social desde lo personal. Desde siempre he tenido la obsesión de romper con las divinidades poéticas y volver al trovador (rapsoda, en mi caso); a la persona hábil en lenguaje y formas que explica historias para divertir, advertir e ilustrar lo que percibe a su alrededor. “Poesía para niñas bien” no quiere reconvertir ni convencer, y no pretende ser nada más que aquello que lean o sientan sus lectorxs. Pero sí creo que mi transparencia y la manera de abordar lo queer, lésbico, la diversidad corporal o de género está llegando de un modo muy bello a muchas personas. Son ya muchas las que me han escrito agradeciendo la claridad y la fuerza, y eso sí que me da la receta para continuar luchando por los derechos y libertades de las personas desde mi rincón personal y 2.0. Y sentido a mi escritura, claro.

-«Poesía para niñas bien» tiene una edición muy cuidada con unas ilustraciones espectaculares e hipnóticas de Cisco Bellabestia, editor de Aristas Martínez, creándose una atmósfera mágica entre las ilustraciones y tus poemas, ¿como surgió esta unión tan acertada? (por momentos no se sabe si fueron antes las imágenes o las palabras).
-Cuando los editores de Cangrejo Pistolero Ediciones, siempre atentos a la calidad y a la apuesta por la innovación, propusieron al artista Cisco Bellabestia la ilustración de mi poemario creo que hubo una conspiración planetaria de dulzura absoluta. Me siento muy afortunada por esta edición, tanto por estar en la factoría de Cangrejo como porque con Cisco fue un inmediato flechazo de maneras de pensar y entender la estética. Conversamos, nos intercambiamos vídeos, imágenes y palabras y surgió todo. Él ha sabido entrar dentro del verso de un modo hechizante, y eso se nota en las ilustraciones y en su manera de acariciarme el poema. Conocerle y poder contar con él es un verdadero regalo. También debo decir que es una persona maravillosa, accesible, generosa y con un enorme talento, tanto en sus composiciones gráficas como en el trabajo que hace en su editorial, Aristas Martínez junto a su mujer, también de gran potencia artística, Sara Herculano.
-¿Como se lleva esto de ser «rapsoda» y «cabaretera»?
-Es algo muy natural, como la pluma. Se tiene o no se tiene, y creo que llevo lentejuela desde muy pequeñx, cuando acompañaba a mi padre que escuchaba a 45rpm las canciones “picantes” del Molino de Barcelona. Quise ser vedette transformista desde entonces. Adoro la pestaña postiza, la media, el tacón. Y la corbata, el bigote y el sombrero de copa. Todo. El artificio y la verdad tan grande que se esconde debajo.
Lo de ser rapsoda (recitar textos en voz alta para otras personas, para ser simples), es algo también visceral y que necesito hacer: deseo ser altavoz de ternura, libertades y poesía. Es mi manera de luchar, de entender el arte y de llegar a las personas. Abrazo con la voz, y si se me acercan, con el cuerpo
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